lunes, 20 de julio de 2015

Testimonio - Recibí a Cristo - Angélica Alejo A

El haber recibido a Cristo en dos ocasiones por la necesidad de un vació que no lo podía llenar con alimento, permanecer en la universidad todo el día, el amor de una persona o el simple hecho de alejarme de mi familia encerrada en el cuarto; conocí a Dios en primera instancia a una sede en el limonar por medio de una compañera de la universidad, en mi casa empezaron a verlos cambios en mi temperamento.
Y llego ese día en que el Espíritu Santo actuó en mí, mi mama en medio de la desesperación decide separarse de mi papá, esa tarde solo escuche y solo salió de mi boca – te voy a invitar a un lugar -. Esa semana me puse en la búsqueda de una sede de mi iglesia, y encontré otra cerca a la casa a la cual acompañe a mi madre, después de la predica desistió de la idea de separación. A los ocho días mi papá acompaño a mi madre a la reunión y desde entonces recibieron a Cristo pero, yo después de un tiempo desistí, me revele ante Dios porque mi madurez espiritual estaba débil y por personas externa deje de ir a la iglesia, regrese a mi mundo, yo me mando, yo puedo, yo soy sola, y mantenía pelando con Dios; refutaba cuanta cosa hacía, porque no conseguía trabajo? Porque no podía irme del país? Hasta le alegaba por cosas pasadas, estoy como estoy porque me abandonaste!  También consideraba que estaba mejor cuando no lo había conocido.
En medio de mi locura mundana, de trago y todo lo que viene con él, buscaba personas a las cuales no ayudaban de a mucho. Y volvieron las discusiones con mi papá por obligarme a ir a la iglesia, no respetaba la autoridad.
Conocí a John, un hombre totalmente distinto a la grosería con la que siempre me encontraba, y creo que mi papá vio gracia en él, - le empezó a dar pastoral-. Y aproximadamente al año de estar saliendo, John fue el medio para que volviese a la iglesia, empezamos asistir juntos por que una de las condiciones de él era que Dios tiene que aprobar nuestra unión o de los contrario ni para que!

Actualmente el tratamiento de Dios ha mejorado mi genio, mi forma de hablar, ya no me apasiona la cerveza y tengo muy buena relación con mi familia. Deje de alegar por todo lo que me sucedía y acepte su voluntad empezando el curso de formación de la iglesia con chiqui, vivo más tranquila.

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